De un tiempo a esta parte me he dado cuenta que cada día estoy más perro en lo de probar juegos nuevos. Hasta hace bien poco si me ponías un juego nuevo delante no lo dudaba ni un segundo para probarlo pero ahora mucho me tiene que llamar la atención para que me apetezca aprender algo nuevo.
¿Será la edad?, ¿será que ya he jugado a los suficientes juegos como para saber lo que me gusta y lo que no con un vistazo a la portada de la caja?. La verdad es que antes aún sabiendo que el juego no me iba a gustar me apetecía probarlo, ahora miro para otra parte aunque sepa que el juego puede estar bien pero no me va a aportar nada nuevo. Para jugar a lo mismo juego a lo que ya se, que probablemente sea mejor.
¿Es una fase pasajera o permanente?, ¿os ha pasado?.