lunes, 14 de mayo de 2012

Dvonn, reseña


En un mundo de cubitos gobernado por una malvada miniatura de plástico un irreductible grupo de abstractos resiste a la horda invasora. 

Si los juegos de mesa fueran este mundo sin duda los irreductibles abstractos serían los diseñados por Kris Burm y agrupados en un raro nombre llamado Proyecto Gipf. Estos juegos son de los pocos abstractos que se oyen por estos mundos de Dios. Y la cuestión es qué les hace merecedores de tales honores. Podríamos resumirlo en que son juegos abstractos para gente que no le gustan los abstractos, y los amantes de esta oscura secta tampoco les hacen asco. De hecho cuentan las malas lenguas que se ha visto a más de uno  de estos individuos tener la colección completa, con Tamsk incluido. Y estos mismos informantes aseguran que han captado nuevos miembros para su secta gracias a los juegos del proyecto Gipf. Así que quedas avisado si un día te encuentras a un individuo pálido, con gafas de culo de vaso y aspecto desaliñado que intenta que juegues a alguno de estos juegos mientras te susurra "ven, acércate, nosotros te queremos".


En el caso de Dvonn, que es a lo que he venido a hablar, es el cuarto juego del proyecto Gipf y toda una joyita lúdica.El juego es tan simple como que se van rellenando un tablero con las fichas de ambos jugadores y tres fichas rojas que dan nombre al juego. Una vez colocadas todas, los jugadores irán moviendo las fichas de su color tantas posiciones como fichas haya apiladas. Si en algún momento alguna ficha no está conectadas con las fichas Dvonn estas se eliminan de la partida. EL objetivo final es terminar con la pila más grande que tu contrincante. Aquí vemos su primer acierto, todo lo que sea medírsela gusta mucho al mundo masculino.


La primer parte del juego, la de colocar las fichas en el tablero, es la parte más estratégica. Mientras que la parte de la que se van moviendo estas fichas es más táctica. Segundo acierto, junta las dos vertientes en un solo juego. A lo que tenemos que añadir que una partida dura escasos 30 minutos y la profundidad del mismo no es inabarcable como es el caso de otros muchos abstractos. Aunque es difícil echarse un única partida, siempre vienen en pares. Porque apetece la revancha y con cada partida notas una mejoría en tu juego. De hecho se necesita de unas cuantas partidas para saber donde ir colocando las fichas en la primera parte del juego.

Una de las gracias del juego es que solo puedes mover las pilas a donde haya fichas, no estando permitido moverlas en sitios vacíos. Así que el tablero cada vez se va haciendo más pequeño y nuestras opciones de movimiento se van reduciendo haciendo el juego muy tenso en estos últimos compases.

El juego termina cuando ningún jugador puede hacer ningún movimiento. Entonces se juntan las pilas de los jugadores y el que la tenga más grande gana. Igual que en el vestuario del Real Madrid.

5 comentarios:

  1. ¿Has probado más juegos del Proyecto Gipf?
    Estuve un tiempo investigándolos, pero entre tantos que había no me terminé de convencer.

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    1. He jugado a Dvonn, Gipf, Tzaar y Zertz, por ese orden de preferencia. Pero vamos, me gustan todos. Y me estoy fabricando Yinsh, desde ni se sabe cuando, que tiene muy buena pinta.

      Zertz: es una especie de damas en las que el tablero se va haciendo cada vez más pequeño.

      Tzaar: es el que tiene menos profundidad pero es muy entretenido y llega a ser bastante tenso el final. Tal vez el mejor para empezar en el proyecto Gipf.

      Gipf: es el más sesudo de los cuatro que he jugado y también el más seco.

      Dvonn: Y Dvonn que ya comento en la entrada y es el que más me gusta por un ligero margen con respecto a Gipf.

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  2. algo totalmente desconocido para mi, se agradece la información.

    Me ha hecho mucha gracias la introducción, el tema de la secta, muy bueno!!!!

    Un saludo

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  3. Buena reseña.
    Del proyecto Gipf sólo he probado el original, y la verdad es que me gustó mucho. Es problema, para mi, de estos abstractos es que son a dos, y mi pareja no soporta los abstractos. Bastante es que de vez en cuando juega a Abalone

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    1. Pues yo a los abstractos casi juego exclusivamente con mujeres. Parece que les gusta más que los euros y los del proyecto gipf triunfan especialmente.

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